Comentario
Cómo el rey Nezahualcoyotzin amplió las tierras de la señoría de Tlaxcala y las capitulaciones que con ellos tuvo
La señoría de Tlaxcala en las guerras que a Nezahualcoyotzin se le habían ofrecido para recobrar el reino de Tetzcuco y sujetar a los tepanecas, le había siempre favorecido; y así en agradecimiento de esto siempre los visitaba y enviaba grandes presentes de oro, pedrería, mantas, plumería y otras cosas; y así yendo una vez a visitarlos les alargó los términos de sus tierras por la parte del reino de Tetzcuco, echando sus mohoneras por el cerro que se llama Quauhtépetl, prosiguiendo a otro que se dice Ozelotépetl, luego a Huehue y Chocayan hasta el cerro que llaman Coliuhcan; y luego hicieron las capitulaciones siguientes a pedimento de la señoría, que fueron: Que desde aquel tiempo se favoreciesen unos a otros, sin que jamás se pretendiesen quitar los señoríos por vía de violencia, guerra ni por otra cosa, sino que si algún tirano se levantase contra el dicho Nezahualcoyotzin o sus descendientes, que la señoría les socorrería con todo su poder y fuerzas y la misma obligación tuviesen los del reino de Tetzcuco en favorecer y amparar las causas de la señoría, dando su favor y ayuda contra los que la quisiesen ofender y lo mismo hiciesen los años estériles, se favoreciesen con bastimentos los unos a los otros. Hechas estas capitulaciones se volvió Nezahualcoyotzin a la ciudad de Tetzcuco, en donde comenzó a apercibir sus gentes para hacer guerra a la provincia de Tolantzinco y de la sierra de Totonapan y así dio principio con la de Tolantzinco perteneciente al reino y habiéndola ganado, restituyó en el señorío a Tlalolintzin como atrás queda referido, con ciertos reconocimientos; y la de Quauhchinanco se le dio de paz y confirmó en el señorío a Nauhecatzn; y lo mismo hizo en Xicotépec hasta ganar toda la sierra de Totanapan que contiene más de ochenta leguas; y volviendo de esta conquista, que era perteneciente a su patrimonio, juntó sus gentes con las de Itzcoatzin su tío; y con las de Totoquihuatzin rey de Tlacopan y fueron sobre la tierra de los tlalhuicas y la ganaron, haciendo la repartición conforme atrás queda referido, cupieron a Nezahualcoyotzin con la cabecera de Quauhnahuac nueve pueblos. Al que puso por mayordomo de la cobranza de los tributos, sacaba cuatro mil y trescientos fardos de mantas ricas, pañetes y huepiles que montan por todo ochenta y seis mil mantas, huepiles, naguas y pañetes; y cierta cantidad de preseas de oro, pedrería y plumería en cada un año, sin las amas y criadas necesarias para el servicio de la cada del rey, asimismo las flores que de ordinario se gastaban en palacio. Al rey de México cupo lo de Tepozotlan, Huaxtépec y otros con la misma cantidad de tributos; al de Tlacopan la parte que le pertenecía; después prosiguieron su conquista y ganaron la provincia de Chalco, aunque luego se rebeló; ganada esta provincia, pasaron a la de Itzocan y la ganaron, luego prosiguieron y ganaron las provincias de Tepecyacan, Tecalco, Teohuacan, Coaixtlahuacan, Cuetlachtlan, Hualtépec y Quauhtochco, dejándolas sujetas al imperio con la misma calidad que a las demás, Nezahualcoyotzin fue con su gente sobre la gran provincia de Tochpan y la de Tizauhcóac, habiéndolas ganado puso a sus mayordomos en la de Tizcohuacaláotl, que cobraba en cada un año de tributos mil y ochocientos fardos de mantas así de las ricas veteadas de todos colores, que servían para entapizar las salas y cuartos del rey, como de otras llanas, naguas y huepiles, sin más cien fardos de mantas de ilacatziuhque de a tres piernas, que tenía de largo cada una de ellas ocho brazas, otros cien fardos de las más delicadas y primas de a cuatro brazas, que las unas y las otras venían a ser cuarenta mil piezas, sin más cuatrocientas petacas, cuatrocientos pellejos de venado, cien venados vivos, cien cargas de chile y cien cargas de pepitas, cien papagayos grandes, cuarenta costales de pluma blanca con que hacían telas y otros cuarenta costales de plumería de aves de diferentes colores, sin más doscientos fardos de pañetes, que venían a ser cuatro mil, con las amas y criadas necesarias para el servicio de palacio. En la gran provincia de Tochpan puso por su mayordomo a Huehutli, que cobraba en cada un año de las mantas del género atrás referido, mil quinientos y ochenta fardos, y más veinticinco mantas y huepiles, sin más cuatrocientos fardos y más diez mantas de ilacatziuhqui de a ocho brazas y otros tantos fardos de mantas del ilacatziuhqui delgado de a cuatro brazas, que por todo venían a ser cuarenta y siete mil seiscientas cuarenta y cinco mantas, naguas y huepiles, piezas de ilacatziuhqui y pañetes, sin más las amas de palacio y criadas que eran necesarias para el servicio. La gran provincia de Tochpan se dividía en siete provincias, que contenían todas ellas sesenta y ocho pueblos a ellas sujetos. Conquistadas estas provincias que pertenecían al patrimonio del rey de Tetzcuco, pasó de allí con su ejército costeando la Mar del Norte hasta otra provincia que se dice Teochtépec que asimismo la ganó y sojuzgó, puso en ella por su mayordomo y cobrador de tributos (de más de la gente de guarnición que en cada una de ellas dejaba) a Toyectzin, que cobraba en cada año cuarenta fardos de mantas ricas y veinte de unas camisetas, asimismo ricamente tejidas de finos colores, que montan ciento y veinte piezas: igualmente le sembraban y cultivaban en cada un año una sementera de cacao, que tenía de longitud cuatrocientas medidas y de latitud doscientas, sin más treinta y tres cargas de cacao que se cobraban de tributo, dos mil pelotas de hule y cuatrocientos paños de grana, sin más muchas de plumería, como eran rodelas, penachos y otras divisas que los reyes usaban cuando salían a las guerras, hechas de la plumería rica que llaman quetzali. Esta provincia contenía doce pueblos, asimismo sujetos, que daban tributo cierta cantidad de amas y criadas para el servicio de palacio. Y dando la vuelta, fue sobre la provincia de Mazahuacan en compañía de los reyes de México y de Tlacopan y la de Tlapacyan; y habiéndolas sujetado con las mismas calidades atrás referidas, fue sobre la de Tlauhcocautitlan y la ganó, en donde puso por su mayordomo a Huitziltecuh, en donde se le daban de tributo y reconocimiento en cada un año dieciséis bateas de color y veinte cargas de copal, doscientas sesenta y ocho jícaras y tecomates finos, veinte cargas de varas de tlacuítol quahuitle. Esta provincia y las demás, en donde puso sus mayordomos y cobradores, fueron las que se adjudicaron al reino de Tetzcuco, sin entrar en partición los otros dos reyes; y en las que no puso sus mayordomos fueron las que se repartían sus rentas entre las tres cabezas de esta Nueva España por la orden referida, las cuales rentas se llevaban a la ciudad de México todas juntas y allí hacer la repartición y división, en donde los mayordomos y agentes de los tres reyes, cada uno recibía lo que le pertenecía a su señor; y las rentas que eran de la parte del rey Nezahualcoyotzin se guardaban en la ciudad de México en sus palacios antiguos, con las que premiaba a todos los señores de su señorío, a sus hijos, deudos y otras personas beneméritas por mano de los señores mexicanos, para que justificadamente a cada uno se le diese lo que por sus virtudes merecía: este fue el principal intento de que sus rentas (las que tenía de la partición con los otros reyes) se guardasen en la ciudad de México. En el ínterin que había andado ocupado en estas guerras, los de la provincia de Tolantzinco, permaneciendo en su rebeldía, una noche quemaron las fuerzas en donde el rey tenía su gente de guarnición (que estaban en tres partes, que era en Macanacazco, Tlayácac y Chiquiuhtépec), matando a todos los soldados que en los presidios tenía Nezahualcoyotzin. Cuatro años había desde que había sojuzgado la provincia referida, por lo cual determinó hacer un grueso ejército y fue sobre ellos y los castigó con todo rigor; y sin embargo de que dejó al señor de allí en su mismo puesto y por uno de los catorce grandes del reino, todavía quedó obligado a dar en cada un año de tributo sesenta fardos de mantas y cuatrocientas medidas de frijol, que son quinientas fanegas; asimismo estuvo a su cargo el tener cuenta de planar arboledas en los jardines y bosques; y nombró por mayordomo de la cobranza de este tributo y servicio a Pachcálcatl; con que quedaron desde allí en adelante sujetos y oprimidos; asimismo en donde estaban los presidios, fundó un pueblo Nezahualcoyotzin, que llamó Tzihuinquilocan, con gente de la ciudad de Tetzcuco, que fue de su patrimonio, y duró hasta la muerte de don Fernando Cortés Ixtlilxóchitl su nieto.